Acunas mis noches en tu silencio,
guardando en tu interior
aquello que nunca pronuncié.
Te alimentas del sonido
de un latir cercano y cálido.
En tu cuerpo
permanecen impresas mis huellas,
que acarician tu esencia.
Reconoces mi tristeza y la abrazas,
enmudeciendo ante mi mirada
y enjugando mis lágrimas.
Te debo mil lamentos,
cien confesiones
y una sóla palabra.
...derah...
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