martes, 28 de octubre de 2008

Una historia...¿de amor?


Paseaba distraído por aquel paraje, inspeccionando cada una de las flores del lugar; sorprendiéndose, cada vez en mayor medida, de la belleza de éstas.

Era todo un paraíso de vivos colores. Los árboles, tan altos que podría decirse que traspasaban el cielo, mantenían oculto su tronco entre verdosas enredaderas que se aferraban a ellos desde las raíces. En algunas ocasiones podía verse algún pequeño pájaro anidar entre sus ramas; aunque era poco frecuente, pues existía algún tipo de aura en aquellos árboles que los hacía parecer recién salidos de los más increíbles cuentos de fantasía, manteniendo a cualquier ser vivo alejado de ellos.

Siguió caminando hasta una llanura, en cuyo centro vislumbró un pequeño lago de aguas cristalinas que brillaba con la intensidad de un grupo de diamantes. Pequeñas carpas saltaban en busca de alimento, creando, con sus movimientos, un baile de colores deslumbrante.

Podía respirarse la magia de aquel lugar. Exóticos perfumes debían haberse creado a partir de los aromas de las exquisitas flores que lo adornaban, y hermosas joyas debieron nacer de las relucientes escamas de aquellas coloridas carpas.

Quedó asombrado ante tanta perfección, era un auténtico edén.

De pronto, notó un brillo distinto, no provenía del lago, sino del bosque que continuaba tras él. ¿Qué otra cosa podía esperarle más allá? Después de lo que sus ojos acababan de ver… ¿podía existir algo más impresionante? Dudó unos segundos, temeroso por las consecuencias de su curiosidad, y continúo caminando en la dirección en que provenían aquellos haces de luz.

Confirmó sus sospechas cuando la vio. El mayor tesoro del bosque se escondía entre aquellas plantas. Era una ninfa, la más hermosa criatura que sus ojos pudieran haber visto nunca. Sus largos y lacios cabellos, sus oscuros ojos color chocolate, sus carnosos labios, su redonda faz,…todo era perfecto en ella.

Tímidamente, se acercó a él, dejando al descubierto su esbelta figura, cubierta por una fina túnica de seda. Sus pies, descalzos, se movían con agilidad y encanto, era como si levitara. Unos pasos más y estarían tan cerca que él no podría seguir dudando de la veracidad de aquel encuentro.

(…)

Cayó la noche y se despidieron. Él quedó enamorado desde el momento en que sus ojos la contemplaron por vez primera. Y, a pesar de que ella no le correspondía, prometió volver día tras día a visitarla, pues acababa de prometerse a sí mismo que la tendría, que sería suya.

De ese modo, pasaron días, semanas y meses. Él había conseguido despertar el interés de ella, de modo que, poco a poco, iba enamorándose de él. Un día, mientras paseaban, ella tropezó...cayendo encima de éste, quien la sostuvo y rodeó con sus brazos. En el momento en que levantó su mirada…se encontró con la de él, y sus labios se fundieron en un beso lleno de pasión y sentimiento.

Todos los días, la bella ninfa, permanecía en su bosque, esperando la llegada de su enamorado. Al principio, éste la visitaba todos los días, y su estancia en el mágico lugar duraba hasta el anochecer. Pero conforme pasaba el tiempo, y a medida que ella se enamoraba más de él…el joven perdía interés por ella. Sus visitas eran infrecuentes, y en sus encuentros él se mostraba distante, distraído y frío. La ninfa, triste, no entendía el por qué de este cambio y no podía evitar culparse a sí misma, de modo que cada día se vestía con sus mejores atuendos, adornaba su cabello con lindas flores y perfumaba su cuerpo con las fragancias más exóticas, intentando volver a conquistar el corazón de su amado. Pero nada cambiaba.

Su corazón se marchitaba al tiempo que él se distanciaba de ella. Su rostro había perdido ese brillo tan característico y su magia iba desapareciendo…de modo que la belleza del bosque moría día a día…

Vivieron la más romántica historia de amor, pero ella sufrió del más amargo final que se le pudiera haber dado…Pues un día, sin más…su amado dejó de visitarla.

No se sabe que ocurrió con ella, ya que nadie más volvió a verla...

Cuentan que el bosque se convirtió en el más tenebroso de la comarca y que nadie se atrevió a adentrarse a él. A su vez, la región se volvió en la más lluviosa del país.

Muchos piensan que cada gota de lluvia es una lágrima derramada por el desamor de aquella bella criatura, y que jamás volverá a habitar ser alguno en aquel bosque encantado.

…derah…

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