martes, 26 de agosto de 2008

Leyendas de los Otori

"Se dirigió a la vivienda del viejo sacerdote, le despertó y le exigió que deshiciera todos los encantamientos que había aplicado por encargo suyo. Aturdido, el anciano trató de calmarla; pero el tacto de él la desquició en mayor medida. La locura le aportaba una fuerza sobrehumana. Como poseída por un demonio, empezó a saquear la choza en busca de algo que pudiera aliviarle el dolor. Arrojó al suelo los frascos y pociones del sacerdote, esparciendo por doquier raíces secas y semillas. Cuando él se inclinó para recogerlas, ella agarró el cuchillo de pelar y le seccionó el cuello de lado de lado. Akane estaba convencida de que mataba a Masahiro mientras éste la violaba, y que sólo la sangre de su enemigo conseguiría humedecer sus labios deshidratados. "Que muera de esta manera y que así vuelva a morir todas las vidas que le queden - le maldijo -. Que nunca encuentre la paz o la salvación, que sus hijos le odien y persigan su muerte".

Entonces, colocó los labos en la nueva boca, recién seccionada, y sorbió la sangre.

Tras recoger la caja del amuleto con que había retenido a Shigeru y que había provocado que su esposa se volviera en contra de él, Akane se dirigió al santuario para suplicar perdón y rezar para que todos ellos fueran liberados. Lloró por su amor difunto, y las lágrimas trajeron consigo la claridad. "No tenía intencion de amarte - le dijo -; pero te amé, desesperadamente. Ahora que te has ido, no viviré sin ti. Te pido perdón por lo que tuve que ver en tu muerte". La sal de las lágrimas se le mezclaba en la boca con el sabor de la sangre.

Aferrada a la caja como si fuera una niña escaló hasta el borde del cráter. que despedía olor a azufre, y se arrojó al vacío."


Fragmento de la novela de Lian Hearn - Leyendas de los Otori. Vol. 0

No hay comentarios: